miércoles, 21 de mayo de 2014

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Por todas esas veces que se te olvidó darle los buenos días, por las veces que discutisteis porque vio el wassap y no os contestó, y por todas esas veces en las que las “buenas noches” fueron una manera de zanjar la conversación.
Este mensaje es por todos esos años en los que hemos vivido engañados. Pensando que nuestro príncipe azul (o princesa rosa, me imagino) iba a plantarse delante de nuestra puerta. Puto Disney. Porque nadie nos dijo que las cosas iban a ser un poquito más complicadas que en las películas. Que para conquistarte no van a enviarte doce ramos de doce rosas, y que tampoco iba a ser necesario.
Por toda esa gente que te ha aconsejado con quien puedes y con quien no puedes estar. Por todos esos consejos que, buenos o malos, has dejado atrás. Porque, al final, uno no puede evitar volver a llamarle. Por ese tipo de ocasiones, en las que las cosas se te van de las manos, por las que contestas en caliente y en frío no sabes cómo olvidarlas.
Por esas tardes de película y manta que valen más que cien viajes por el mundo. Porque hay mil maneras de arreglarte el día y se las conoce todas. No sabes cómo, pero lo hace. Y tampoco conoce nadie mejor que esa persona, como amargarte el día, la semana, o el año. Pero no la vida, porque eso sólo lo sabes tú.
Siempre nos lo decimos, acabarás con quien menos te lo esperes. Mucho mejor, las cosas planeadas suelen salir mal. Mejor darse a la improvisación.
Pensar tanto para unas cosas y tan poco para otras. Y no sabes cómo pero siempre se te ocurre la mejor respuesta cuando lo piensas en casa un par de horas después. Cuántas veces te has callado, o has hablado demasiado. Cuántas veces te ha podido el orgullo. Ay, el orgullo. Cuántas veces sientes que diste demasiado y recibiste tan poco, o al revés. Qué facilidad para rendirse. Muchos dicen que los tiempos que corren son los peores para el amor. Que ya no se saca a bailar. No lo creo, porque estoy segura que más de una ha llorado con esas proposiciones tan bonitas que hay en You Tube. Porque no hace falta un velero en medio del Mediterráneo con fuegos artificiales. Y nunca he bailado muy bien.
Y porque cada uno demuestra las cosas a su manera, cara a cara o con iconos del móvil. Pero lo que está claro, es que muchas veces no se demuestra nada, y por eso mientras has leído esto has pensado en alguien.
Os habéis equivocado de amor de vuestra vida muchas veces. Y eso está bien, pero ahora no os empeñéis en encontrarlo, aparecerá cuando menos os lo esperéis.

¡Salud y libertad!