Siempre he pensado que las cosas pasan por alguna razón. Que conocer a una persona te lleva a conocer a otra y quizás esa otra te lleve a conocer a la adecuada. Solo cuando tienes suerte. Quizás así se crean los grandes grupos de amistades; quizás así se creen los matrimonios, las familias... No lo sé, nunca he tenido.
Si que es verdad que las cosas pasan por alguna razón, pero somos nosotros quienes conducimos el destino, quienes decidimos cuando el camino se bifurca en que dirección ir, derecha, izquierda... En algunos casos no te apetece ni seguir caminando, pero negarse a decidir también es tomar una decisión. A lo largo de tu camino desbloquearas logros, caerás, revivirás, pedirás ayuda y en algunas casos tendrás la suerte de encontrarte a una persona que va en tu misma dirección, que duda, como tu, como yo; pero finalmente te ayuda a elegir un camino que, quizás no será el mejor, pero te hará ir hacia adelante, aunque tropieces, aunque sea el mas largo, avanzando, no hay vuelta atrás. Siempre hacia adelante.
Los caminos pueden estar vacíos, llenos, repletos de gente pero a la vez con pocas personas y viceversa. En muchas ocasiones irán hacia arriba y tendrás que sudar y luchar mucho para conseguir llegar a la cima (estos suelen ser los mas largos ademas). En estos caminos puedes encontrarte hambre, sed, enfermedades y montones de muy malos momentos, incluso algunas de estas cosas unidas, que unas provoquen otras etc. Pero en general piedras, que claramente te harán tropezar, saltar e incluso caer, pero lo mas importante es no olvidarse que después de una caída, después de esa cuesta, de ese camino hacia arriba viene la bajada y aunque no tan duradera como nos gustaría ahí está, esperándonos, esperándote. Esperándome.
¡Salud y libertad!