martes, 24 de septiembre de 2013

In my way.



Siempre he pensado que las cosas pasan por alguna razón. Que conocer a una persona te lleva a conocer a otra y quizás esa otra te lleve a conocer a la adecuada. Solo cuando tienes suerte. Quizás así se crean los grandes grupos de amistades; quizás así se creen los matrimonios, las familias... No lo sé, nunca he tenido.

Si que es verdad que las cosas pasan por alguna razón, pero somos nosotros quienes conducimos el destino, quienes decidimos cuando el camino se bifurca en que dirección ir, derecha, izquierda... En algunos casos no te apetece ni seguir caminando, pero negarse a decidir también es tomar una decisión. A lo largo de tu camino desbloquearas logros, caerás, revivirás, pedirás ayuda y en algunas casos tendrás la suerte de encontrarte a una persona que va en tu misma dirección, que duda, como tu, como yo; pero finalmente te ayuda a elegir un camino que, quizás no será el mejor, pero te hará ir hacia adelante, aunque tropieces, aunque sea el mas largo, avanzando, no hay vuelta atrás. Siempre hacia adelante.

Los caminos pueden estar vacíos, llenos, repletos de gente pero a la vez con pocas personas y viceversa. En muchas ocasiones irán hacia arriba y tendrás que sudar y luchar mucho para conseguir llegar a la cima (estos suelen ser los mas largos ademas). En estos caminos puedes encontrarte hambre, sed, enfermedades y montones de muy malos momentos, incluso algunas de estas cosas unidas, que unas provoquen otras etc. Pero en general piedras, que claramente te harán tropezar, saltar e incluso caer, pero lo mas importante es no olvidarse que después de una caída, después de esa cuesta, de ese camino hacia arriba viene la bajada y aunque no tan duradera como nos gustaría ahí está, esperándonos, esperándote. Esperándome.
¡Salud y libertad!

Podrida.



Supongo que estoy en edad de pasármelo bien, de no atarme a nada ni a nadie y quizás estas impetuosas ganas de engancharme a alguien y no soltarme me acaben cansando como ya viví en mis tiernos catorce años, demasiado rápida, como me gusta, como siempre.

Y aunque estos planteamientos me los sepa tan bien en frío, luego en caliente es otra cosa, porque aunque "supuestamente" no me quiera atar a nada por mi falta de edad y mi superlativa cantidad de libertad inacabada me duele cuando veo a una pareja por la calle, y siempre me planteo la misma puta pregunta que atormenta a mi cabeza cada noche, cada mañana gris, cada hora perdida mirando a la pared... Ese difícil, duro e inconfundible "¿Y por que yo no?" Que tan grabado llevo en la piel y que enfría la sangre de mis venas desde hace ya algunos años.

También se muy bien que puedo tener ese nudo en mi corazón que solo me deje estar atada a una persona, pero igual que tengo ese nudo también tengo quien lo deshaga, porque frente a mis grandes ganas de encontrarme con mi destino, o mejor, la persona que finalmente me haga creer que el destino existe. Tu, si tu, puedes ser el hombre de mi vida, aquel que llevo esperando sin saberlo tanto tiempo y yo a la que buscas, aunque quizás por otros motivos; me planteo mil y tres infinitas veces si quizás mi destino no sea acabar sola, encontrarte a una mujer mejor que yo (porque hay miles) y dejarte que la disfrutes mientras yo me pudro viva en esta tumba en la que resido desde hace dieciocho años.
¡Salud y libertad!