Me gusta estar totalmente flotando, todo el cuerpo en el agua, los oídos incluso, el ruido desaparece, solo se escuchan pequeñas voces, pequeños gritos lejanos, y entonces cierras los ojos, y piensas, sé que me estoy alejando demasiado de la orilla, pero quizás sea lo mejor para mí, dejarme ir, olvidarme de todo, llegar a otro puerto, a otra orilla, a otra vida, otro país, encontrarme otros problemas, o tan sólo no llegar a ningún sitio, pero...¿De verdad tienes miedo a eso? No es la orilla o a donde podrías llegar lo que te asusta, si no que tu vida se queda allí, quizás leyendo un libro o tomando el sol, abres los ojos, parpadeas un par de veces, ya que el sol te ha estado dando en la cara todo el tiempo, y ves a todas esas personas allí, desconocidos, cada uno con una historia, con sus problemas, virtudes, gustos, aficiones, y piensas que quizás tu vida no sea la mas triste, que no tienes motivos para estar mal, porque tus "problemas" no lo son en comparación con aquel de allí, o aquella de allá...Aunque tu sabes que cuando llegues a la orilla te volverás a preocupar y a estar mal por tus sueños no logrados.
Entonces miras hacia atrás, y ves el mar, infinito, sin fín y es cuando tienes mas claro que decides volver a la arena, allí donde tienes tus problemas, pero también tienes tu vida, tus cosas buenas... Pero antes de volver, ¿Porque no flotar un ratito más?
Salud y libertad.
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